“La
sabiduría antigua fue transmitida entre mujeres”, dijo mi vecina acomodando
el almácigo de menta en una macetita
terracota. ”Deberías ponerte los vestidos del revés cuando barras la vereda”,
aconsejó metiendo esquejes de romero en
el cantero gris. “Y
nunca olvides que ropa blanca dejada al
sereno en noches de luna plena es protección” concluyó fijando con violencia
una mata de ruda en el último tiesto.
Humilde perfume sudó la violetita del rincón cuando los sicofantes
apostados en el árbol emprendieron su vuelo.
Diana – 2013-2015
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