Bajo las mutaciones blancas zumba el
enjambre del mediodía.
Inmóvil el árbol de flores rojas.
Inmóviles lavanda, romero y jazmín.
Inmóviles unas ropas colgadas contra la
pared sur.
Cerca de mi ojo ondula una entidad negra
y desvío la mirada al sol y a mi vestido de rombos.
_ Es muy pronto _ le digo.
_ Es lo justo_ replica.
_ Aún no he cosechado la miel.
_ Esa miel no es para ti. ¿Qué guardas
en los bolsillos?
Absorta en un camino de hormigas, mi
mano derecha reconoce pomos de pintura en un bolsillo que no existía. La
izquierda, siente un puñado de semillas.
_ ¿Cuál eliges?
Y deseo este resplandor y también la
sangre dorada de los cielos y fragancias asomando en la trama de los grillos.
Sé que en Su proximidad abundan los espejismos, por eso, contra lógica e
instinto aferro las pinturas.
Risita burlona de quien fue burlado.
En el remolino negro que espío a mi
costado me parece ver un trapo de rombos coloridos.
Diana Iriarte -25/5/2013